lunes, 17 de marzo de 2014

Consideraciones intempestivas

Como nos encontramos a mitad de semana, me parece interesante hacer unas reflexiones de las dos últimas clases y de la que está por venir este próximo miércoles.

La pasada semana estuvimos hablando de los textos que nos había tocado leer y cada uno, y la verdad que la puesta en común fue bastante prolífica. Hubo distintas fases y en cada una de ellas sacamos cosas de provecho: primero dando ideas al aire sobre el texto para acercarnos un poco al contenido y que así aquellos que no hubieran leído el texto que le correspondían a los otros también tuvieran una noción de todo; en segundo lugar haciendo comentarios que se hubieran despertado a partir de las lecturas, y posteriormente las que salieron a raíz del observador, que fue Julio; por último estuvimos valorando y podría decirse que se alcanzó el debate. En general fue bastante interesante.

Como para esta clase que entra nos tocará hablar del ‘modelo para innovar’, esperaremos a poner las ideas en común para posteriormente plasmarlas en el blog. Además, de la clase penúltima, me volvió a entrar el gusanillo por darle unos tientos a Don Miguel Unamuno, que se encuentra entre mis favoritos: es de esos autores que tiene el ‘DON’ de mostrarte nuevo aquello que aparentemente para ti ya no lo es. Fue una alegría volver a recordar al afable Orfeo.

martes, 11 de marzo de 2014

Entre la rigidez y la flexibilidad

Esta entrada del blog vamos a dedicarla a lo que hemos trabajado en la primera clase acerca de los modelos de producción, y un texto bajo el nombre de 'Los paradigmas sociales del Posfordismo'.

Una de las cosas que no podemos perder de vista a la hora de hablar de estos modelos que han dominado la esfera económica, es precisamente que no únicamente afectan a esta esfera sino que la implicación, el entrecruzamiento de lo social, lo político, tecnológico o cultural es una constante; y de hecho, podríamos decir que todas estas dimensiones se retroalimentan de los cambios que se producen en cada una de ellas. Por eso, en mi opinión, cualquier enfoque que pretenda ser exclusivo de un campo determinado va a estar destinado a dejar fuera cosas de gran interés: esa es una de las ideas que se desprende del artículo sobre los distintos paradigmas.

Centrándonos ahora en eso del fordismo y el posfordismo, vemos que la importancia de la tecnología es crucial tanto en ambos modelos, como en la evolución de uno a otro; y esto no debe significar caer en un determinismo tecnológico, y sí más bien en ver qué hay detrás de ese desarrollo brutal de la tecnología, es decir; qué lo ha hecho posible: y seguramente la conclusión que sacaríamos es que el progresivo desarrollo del saber humano - me gusta más ese término que el de 'capital humano'- haya sido el camino. Y es por eso que se debe reflexionar sobre si los distintos modelos que se ajustan a cada momento de la historia son los más adecuados para la explosión de saber más que de capital.

Titulábamos esta entrada con aquello de la rigidez a la flexibilidad porque la influencia de estos modelos sobre nuestra vida es a mi juicio obvia.  En la misma línea que otros aspectos del día a día, el trabajo ha ido cambiando de formas más rígidas y estables, a otras más flexibles e impredecibles. Las garantías sociales siguen estando presentes, pero ahora es algo que también ha de ir obteniéndose como resultado de un cúmulo de decisiones que marcan la trayectoria vital. El momento de constante reconversión técnica y tecnológica en el que nos encontramos actualmente, obliga a los trabajadores a reinventarse y adaptarse constantemente a los cambios; ahora más que nunca vemos como el dicho de ‘reinventarse o morir’ se hace patente. Es necesario enfrentarse a decisiones acerca de la preparación y profesionalización de las habilidades: por ejemplo si es mejor diversificarse o especializarse, aunque la realidad es que en las rutinas de trabajo cada vez se hace más vital el hecho de saber hacer muchas cosas, y al mismo tiempo, en un alto nivel de especialización.

Y a este respecto, podríamos decir incluso que la cada vez mayor importancia de la inclusión de la tecnología en los modelos productivos y su constante evolución ayuda a la inestabilidad laboral, pues implica nuevos saberes constantes, y de ahí, también una reformación de las plantillas de trabajadores, que, o se adaptan constantemente, o se ven evocados a los EREs o las prejubilaciones. Como no podía ser de otra forma, la influencia de estos fenómenos en la vida diaria es innegable, pues la incertidumbre a corto plazo provoca que no se puedan realizar planes a largo. En esto vemos bastantes coincidencias con Ulrich Beck, que habla de la progresiva flexibilización e imprevisibilidad de los estilos de vida, lo cual puede desembocar en problemas de ansiedad ante la velocidad en la que se desarrollan los acontecimientos y la inseguridad de poder ‘montarse al carro a tiempo’.